Adolescentes en contextos de vulnerabilidad pueden tener hasta casi cincuenta veces más riesgo de ser víctimas de acoso virtual con fines sexuales por parte de personas adultas. Así lo reveló un estudio elaborado por investigadores chilenos, en el que participó la académica de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales de Universidad de Las Américas, María Mercedes Yeomans.
Publicado por la revista Adolescents, el reporte «Factores de Riesgo de Grooming en Adolescentes con Historias de Abuso”, consideró una muestra de 50 individuos de entre 12 y 17 años (un 88% de ellas mujeres) integrantes del Programa Reparativo por Abuso (PRM), instancia que busca contribuir al proceso terapéutico de víctimas de abuso físico o psicológico, con intervenciones de hasta 24 meses aprobadas por los tribunales de familia.
“El grooming se define como el proceso premeditado en el que un adulto establece relaciones en línea con menores para obtener satisfacción sexual mediante imágenes eróticas o pornográficas, o incluso preparando encuentros físicos. Esta práctica se ha convertido en una amenaza creciente en la vida digital de niños y adolescentes”, explica la Dra. Yeomans.
Al alero de la digitalización y el acceso a internet cada vez a edades más tempranas, esta forma de agresión se ha masificado: el 60% de los jóvenes europeos entre 12 y 14 años experimentó violencia sexual en línea. En Chile, la Policía de Investigaciones reportó en 2019 más de 4.000 investigaciones relacionadas con la explotación infantil en línea, aunque solo 1.077 casos fueron denunciados formalmente.
Riesgos significativamente altos
El estudio –que tuvo la colaboración de académicos de las universidades San Sebastián y Andrés Bello, y la Academia Digital de Psicología y Aprendizaje (ADIPA)– fue elaborado con una muestra compuesta por un grupo de adolescentes integrantes del Programa de Reparación por Maltrato (PRM) de la región del Biobío. Para el procesamiento y análisis de datos se utilizaron instrumentos que midieron el potencial riesgo de suicidio, los niveles de depresión, ansiedad y estrés, el bienestar subjetivo y la probabilidad de acoso sexual.
Los investigadores abordaron cuatro factores de riesgo: el uso excesivo del teléfono, las dificultades económicas en el contexto familiar, no tener amistades y experimentar problemas de salud mental. En el caso de aquellos adolescentes que no pueden dejar de utilizar sus dispositivos móviles, el riesgo aumenta 47 veces. Mientras, las dificultades económicas en sus familias multiplican por 41 la probabilidad base.
También se observaron riesgos “significativamente mayores” en sujetos con síntomas de depresión, ansiedad y pensamientos suicidas, ya que los agresores suelen aprovechar el estado de fragilidad emocional de sus víctimas y la carencia de relaciones interpersonales estrechas, lo que incentiva a los individuos a buscar vínculos afectivos en su entorno digital. Los resultados demostraron una correlación positiva entre el riesgo de acoso y síntomas graves de ansiedad, estrés e intentos de suicidio.